Esta tesis contribuye al conocimiento acerca de la operativización del derecho a ser escuchade y a la caracterización de las trayectorias de audibilidad de Gonzalo en los Servicios del Hospital Interzonal de Agudos Especializado en Pediatría “Sor María Ludovica”. Los resultados acerca del ECU arrojan la necesidad de la descisexualización (An Millet, 2018) asociada a las prácticas de les trabajadores de la salud.
En esta investigación se señala el lugar de enunciación de Gonzalo y la trayectoria de audibilidad de sus derechos. Dónde, para devenir niñe y sujeto de derechos fue preciso que sea nombrado en el terreno público y privado. Los movimientos íntimos del niño nos dieron la posibilidad de trazar un mapa a partir del cual se nos insta a generar espacios seguros, de cuidados colectivos amorosos, por donde las niñeces puedan circular y puedan ejercer su ciudadanía. En tal sentido debemos trabajar por restarle a sus vidas, en clave decisexual, situaciones como las que señalaba el niño; perder amigues, que no sea nombrado, que no pueda acceder a la salud, entre tantas otras, ello dará lugar a un contexto a partir del cual producir sentidos que anuden las vivencias de las personas con expresiones e identidades de género disidentes, condiciones materiales y simbólicas de vida más vivibles.
La experiencia de Gonzalo nos enseñó que salir del armario como trans en un contexto donde la preocupación está puesta en la necesidad de hacer efectivos sus derechos, donde la urgencia es hacer emerger su voz, permitieron eludir los efectos subjetivos que entorpecen la posibilidad de un horizonte de salud, así como reducen el impacto de la exclusión. El hecho de hacer visible su identidad trajo aparejado con ello muchas preocupaciones que encontraron respuesta en el entramado de cuidados amorosos que rápidamente construyeron conjunto a él, sus xadres.
Como hemos planteado, las niñeces trans y no binaries son expuestas a injusticias hermenéuticas y testimoniales, a partir de las cuales son puestos en cuestión los saberes sobre sus propias experiencias. En esta investigación sostenemos la potencia de construir contextos que hagan surgir sus voces deseantes, insurrectas e inquietas que interrumpen el sentido común hegemónico e inauguran mundos posibles.
A partir de esta investigación, se hace evidente la ausencia de soportes identificatorios para las niñeces con expresiones e identidades de género disidentes. A partir de los cuales tendrían la posibilidad de hacer representables e inteligibles proyectos identificatorios que introduzcan la posibilidad de nombrar sus experiencias, sus afectaciones, las vivencias propias de una identidad trans.
A partir de este estudio de caso, se identifica la necesidad de generar abordajes en salud para la niñez trans que se despojen de miradas que esencialicen sus características y reduzcan la complejidad de su conformación subjetiva a generalizaciones basadas en estereotipos patologizantes y que resten valor a su autodeterminación personal respecto de sus vivencias íntimas. Asunto que, como hemos visto, pone en pausa el ejercicio de derechos de las niñeces trans y con ello su estatuto de sujetes de derechos.
Es posible señalar como los recorridos respecto de hacer audible los derechos de Gonzalo como persona trans, la implicación de su familia respecto de su lucha, el despliegue de alianzas, no han sido contempladas por los procesos de intervención de los dispositivos de salud que como decíamos antes, como un “efecto dominó” imposibilitaron la accesibilidad al derecho a la salud. La respuesta de les xadres fue instaurar redes de cuidado amoroso, que marcaron como tendría que haber procedido el hospital y con ello sus trabajadores.
Por ello, se concluye que el hospital Sor María Ludovica de la ciudad de La Plata podría haber funcionado en alianza con la familia de Gonzalo para reducir la precariedad (Butler, 2019), en suma, a los cuidados amorosos que llevaron a cabo sus xadres en alianza con integrantes de la comunidad LGTBIQ+ que ayudaron a comprender cuestiones referidas a sus experiencias y vivencias.
Se evidenció que las alianzas y luchas para poder dar lugar a los derechos de Gonzalo a la autodeterminación de sí, fue posible gracias a dar lugar al ejercicio de cuidado en relación con el ejercicio de la parentalidad, y en alianzas con integrantes de la comunidad trans. Dichas alianzas, posibilitaron instaurar un colectivo de cuidado amoroso.
A partir de escucharlo, poner su voz como protagonista en las decisiones que lo involucran, para que él pueda ejercer su derecho a la identidad de género y con ello su derecho a ser nombrado, se instaura un espacio subjetivo que le permitió al niño desplegar sus propias experiencias respecto del ejercicio de sus derechos, y de cómo ejercerlos. Es, ese acto de escucha, el que edifica el cuidado de la salud mental de la niñez.
La niñez tiene derecho de expresar su opinión libremente; la experiencia de Gonzalo nos enseñó que salir del armario como trans en un contexto donde la preocupación esta puesta en la necesidad de hacer efectivos sus derechos, donde la urgencia es hacer emerger su voz, permiten eludir los efectos subjetivos que entorpecen la posibilidad de un horizonte de salud, especialmente haciendo énfasis en el cuidado del derecho a la salud mental. Así como, posibilita reducir el impacto de la exclusión estructural a la que la niñez trans está expuesta.
La consecuencia directa de las prácticas de cuidado tanto de los xadres de Gonzalo como de los referentes trans y de la comunidad LGTBIQ+, las estrategias para blandir la negativa del hospital lograron modificar la misma y constituir un dispositivo especializado en la atención de la niñez trans, que funciona al día de hoy, conformado por cinco profesionales. Entre sus resultados se evidencia la ausencia de transversalización del enfoque de géneros en salud. Lo que consideramos como necesario y urgente es generar las acciones para que, no sea únicamente un equipo aislado dentro del hospital y de los servicios de salud el que trabaje sobre las problemáticas de personas trans, exponiéndose a lo que marca Susana, para ello la respuesta debe ser la transversalización del enfoque que introduce la voz de las personas trans, y sus problemáticas , sus vivencias y experiencias como saberes a reivindicar, en la producción de políticas para hacer sus vidas más vivibles.
Un registro central para este escudriñamiento fue situar las redes y colectivos de cuidado en torno a la posibilidad de Gonzalo y su familia en ejercer resistencia al ejercicio de poder que contraria la vivencia íntima de la autopercepción del género de Gonzalo en el espacio público. En este sentido, en el capítulo dos abordamos de un modo más específico como el cuidado y el autocuidado poseen potencia para descompletar la precariedad constitutiva (Butler, 2019).
Desde este capítulo es importante señalar que a partir del lugar de enunciación de Gonzalo dilucidamos que para devenir niñe y sujete de derechos es preciso ser nombrade en el terreno público y privado.
Brindar información adecuada sobre cuáles son los procedimientos más seguros para cada situación particular, y acompañar a las niñeces para que puedan tomar decisiones con autonomía, son funciones de quienes integran los equipos de salud.
Como hemos planteado en este capítulo las niñeces trans y no binaries en muchos casos son expuestas a injusticias hermenéuticas y testimoniales en las que son puesta en cuestión los saberes sobre sus propias experiencias.
Hemos planteado la necesidad urgente de producir políticas públicas, cambios culturales relacionados a poder mermar las condiciones de desigualdad estructural a las que son sometidas las personas trans, reconociendo centralmente la responsabilidad estatal respecto a ello, pero también reconociendo las corresponsabilidades en el ejercicio de nuestra ciudadanía, no pudiendo hacer oídos sordos a la oportunidad histórica de configurar un mundo más justo para la niñez.
Consideramos que para hacer mella en la perspectiva cisexista del sistema de salud, no se trata únicamente de elaborar formación profesional, de capacitar en relación con la LIG o agregar materias optativas sobre cuestiones trans en los planes de estudios, se trata de revisar íntegramente en clave descisexual el acervo educativo de quienes trabajan en salud. Repasar cada instancia formativa e identificar la multiplicidad de mensajes cisexistas que reciben les profesionales desde la infancia. Impedir los comentarios transfóbicos en cada espacio que integremos, retirar de nuestros programas los textos cisexistas, corregir las perspectivas biologicistas de nuestros discursos e instituciones. En definitiva, colaborar con una justicia epistémica creciente, serían acciones capaces de abonar un terreno que no sea únicamente generar “guettos institucionales” amigables con las personas trans y no binaries.
Entonces, cuáles serían las estrategias tendientes a operativizar el derecho a la escucha en los servicios de salud. Esta investigación recapitula tres aspectos centrales para arribar a esa práctica: a) la descisexualizacion de la práctica en salud), b la incorporación de intersaberes que introduzca a la población trans como gestores de esas políticas, c) la transversalización del enfoque de géneros y derechos humanos en la formación de les profesionales del campo de la salud, sobre la base de políticas de reconocimiento de la precariedad a las que están expuestas las personas trans.
A partir de esta investigación situamos un recorrido de estos tres puntos a partir del acontecimiento en la vida de Gonzalo que marcó un antes y un después en la vida institucional del Hospital “Sor María Ludovica”