La presente tesis hace referencia a la Participación de Adolescentes, a la Ciudadanía Digital y a los Derechos Humanos y Democracia, ya que la principal motivación de este trabajo es la de proponer una nueva posibilidad de hacer participación ciudadana de adolescentes en las tecnologías de información y comunicación hacia los derechos humanos. Esta idea data de hace muchos años y nace de perspectivas de mi niñez y adolescencia en Colombia y Brasil, donde tuve el primer contacto con el sistema de garantía de derechos humanos destinados a familias como la mía, lo que ayudó a construir mi recorrido profesional y académico hasta hoy. Mi visión crítica, y la construcción de este estudio, proviene desde que frecuenté el programa de erradicación del trabajo infantil y opinaba en los foros sociales de mi ciudad, hasta la participación en cuestiones globales, invitado por Unicef para del grupo de trabajo de adolescentes “J8” por ocasión de la cumbre de presidentes miembros del G8.
Cuando tomé conocimiento de esta maestría y toda su misión sentí una conexión inmediata con mi vida. El Campus Global de Derechos Humanos simboliza las buenas prácticas con las que he convivido en toda mi carrera, pues une a personas, universidades y organizaciones de todo el mundo en favor de un objetivo común. El trabajo de excelencia desarrollado por los profesionales de este programa es digno de reconocimiento, entendiendo que la educación en derechos humanos es la principal herramienta para desarrollar y legitimar las potencialidades de la sociedad. En un mundo cada vez más globalizado, reconozco también mi papel de contribuir activamente buscando respuestas y soluciones a los desafíos de la democracia. La experiencia vivida en este programa me hizo desarrollar capacidades, además de fortalecer los vínculos profesionales y académicos con los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes, además de motivar este estudio.
Esta investigación es también resultado de la resistencia, el amor y la dedicación de 300 adolescentes que aportaron sus contribuciones participando en la experiencia del taller “Empoderamiento de niñas”, que es parte del estudio de caso realizado en este texto.
Si bien la participación de adolescentes en las tecnologías de información e comunicación puede crear nuevas oportunidades de prácticas y conocimientos en los derechos humanos, en la medida en que la perspectiva asimétrica de poder a favor de los adultos y sus estructuras pretende suspenderse para dar cabida al ejercicio de hecho de la ciudadanía digital de posibilidades horizontales sin precedentes, en situaciones democráticas en tanto acontecimientos inéditos dicha posibilidad creativa podría potencializarse.
Este tipo de procesos pueden traer consigo un cúmulo de procesos individuales, colectivos y sociales distintos que, de lograr consensos en su práctica, aportarían elementos para convertir posibles riesgos de niñas, niños y adolescentes en capacidades e iniciativas para la transformación de su realidad local y entorno digital. La presente tesis pretende estudiar una experiencia particular de este tipo de intento pues, además de considerar las vulnerabilidades de género, por edad, condiciones de acceso a Internet, también repara en la situación que Brasil y el mundo enfrentan a raíz de la crisis de salud más grande y devastadora del siglo a partir de la pandemia. Este contexto hizo emerger otras vulnerabilidades, pero también escenarios únicos para impulsar las oportunidades de participación ciudadana.
Entre marzo y julio de 2020,1 el COVID-19 causó más de 75 mil muertes y alrededor de un millón de personas se infectaron en ese período. En Brasil, la región norte, una de las más afectadas, se convirtió en el epicentro de la pandemia en el país y sólo en los estados de Amazonas y Pará se perdieron más de 8,000 vidas, y alrededor del 12% de su población ha sido infectada por el nuevo coronavirus. Estos acontecimientos influyeron en el rumbo del proceso de investigación de la participación ciudadana de la niñez y la adolescencia en las Tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Así, la presente tesis hace un análisis en torno a las oportunidades coyunturales para impulsar la ciudadanía digital a partir de las fortalezas creativas y reflexivas que la participación de adolescentes expresó en una situación de vulnerabilidad y sus actuaciones posteriores.
En primer lugar, y como perspectiva teórico-epistemológica del presente trabajo, se hará un sucinto análisis retrospectivo sobre algunas cuestiones relacionadas con los derechos humanos de niñas y niños y adolescentes en el entorno digital. Posteriormente, el análisis se centrará en la ciudadanía y la participación de adolescentes en las TIC.
En la siguiente parte, se describen los acontecimientos únicamente desde la perspectiva de las adolescentes a través de sus videos, fotos, textos, audios y dibujos, ya que en este texto se busca que la perspectiva adulta se acerque por primera vez a un hecho por conocer desde la mirada de la juventud en tanto ambos son sujetos en diálogo mediatizado por el suceso. En el presente trabajo, ocupa un procedimiento inicial el hecho de que el acto cognoscente sobre el objeto cognoscible que mediatiza a los sujetos sea dialógico (Freire, 1976)2. Esto se presenta desde la posición de quien comunica su experiencia, intentando con ello sugerir un lugar epistémico de la adolescencia. En ese sentido, no se darán mayores explicaciones, cifras o datos en torno a las narraciones infantiles pues serían elementos interpretativos adultos, es decir que provienen posteriormente, pero se intenta que el abordaje inicial adulto sobre el acontecimiento esté enfocado solo desde la mirada infantil, respetando su autonomía y privacidad. Es claro que el propósito no es arrogante ni idealizado como para concebir que esto es posible en su pureza o absolutismo, simplemente se ha elegido otra vereda metodológica en el campo de la investigación con la niñez.
En un momento en que se está comenzando a usar nuevos términos, como: ciberciudadano, netciudadano, ciudadano digital o ciberciudadanía, como marco del surgimiento de una nueva cultura de participación (Orozco, 2014) y dentro del alcance de nuevas comunidades que constituyen las múltiples redes convergentes en Internet, el concepto y la comprensión del ejercicio de la ciudadanía en las democracias todavía está muy vinculado a la idea de Estado-nación y, por lo tanto, se asocia casi exclusivamente con la idea de democracia representativa.
En el contexto de las democracias liberales y parlamentarias, el concepto de ciudadanía se usa a menudo como sinónimo de civismo, civilidad o participación en instituciones (Collin, 2008). Esto condiciona lo cívico a lo político, simplificando, de manera reductora, la comprensión y el ejercicio de la ciudadanía como si solo estuviese relacionado con el funcionamiento de instituciones políticas que habitualmente legitiman solo el poder de una mayoría censal.
Además, el problema de la temporalidad democrática, generalmente resuelto en cuatro o cinco años en la mayoría de los países democráticos, y que se expresa mediante elecciones por sufragio directo y universal, hoy juega en contra de la democracia representativa. Esto se debe a que la velocidad de la mayoría de los problemas sociales, económicos, políticos y culturales no es compatible con las intenciones de voto depositadas en las urnas, las cuales requieren intervenciones permanentes o provisionales por parte de los ciudadanos, lo que da origen al concepto de democracia participativa.
Cuando la comprensión y el ejercicio de la ciudadanía se limita a la capacidad de votar, esto plantea al límite el problema de la representación, ya que en la perspectiva de que solo son ciudadanos quienes votan, solo se incluye a quienes han alcanzado la edad para votar (generalmente a partir de los 18 años de edad). Por lo tanto, las niñas, niños y adolescentes u otras personas que aún no hayan adquirido el derecho al voto quedarían excluidos de la ciudadanía.
La vida de los ciudadanos no se limita a su dimensión política, al conocimiento de las instituciones soberanas y a la observancia de las leyes, al ejercicio del voto, al pago de impuestos, etc.; esta pasa cada vez más por lo social, por las interacciones y relaciones interpersonales en contextos muy diversos. Sobre todo, con la multiplicidad de actividades –simultáneamente– que pueden y se ejercen en la sociedad de la información, al tomar como punto de partida los estudios de Manuel Castells,3 que define la sociedad de la información como un período histórico caracterizado por una revolución tecnológica, impulsada por las tecnologías digitales de información y comunicación. Su funcionamiento proviene de una estructura de red social, que involucra todas las áreas de la actividad humana, en una interdependencia multidimensional, que depende de los valores e intereses subyacentes en cada país y organización. Este viaje de la historia humana genera una multiplicidad de opciones para que la voluntad humana se materialice.
La persona y la ciudadanía son inseparables, así como en la vida en sociedad ambas representan al mismo ser. Desde este punto de vista, el ser o convertirse en ciudadano, es decir ejercer la ciudadanía, no es un privilegio de nadie. De la misma manera que la participación es inherente a la naturaleza social de los seres humanos, siendo una necesidad humana (Bordenave, 1994; Castells, 1997). El concepto de ciudadanía se refiere a la condición ontológica de los humanos, no a su condición jurídica o política o cualquier otra condición óntica. Donde, “la experiencia es la acción de los sujetos humanos sobre sí mismos, determinada por la interacción de sus identidades biológicas y culturales y en relación con su entorno social y natural” (Castells, 1997: 39). La ciudadanía, por lo tanto, se construye en torno a la búsqueda infinita de la satisfacción de las necesidades y los deseos humanos.
Vista desde esta perspectiva ontológica, la ciudadanía exige el empoderamiento de cada individuo como ser social, independientemente de su estatus social como gobernante o gobernado, de ser una niña, niño o adolescente. El empoderarse, consiste en participar activamente de la vida en sociedad, sucesivamente, “el poder es la relación entre los sujetos humanos que, sobre la base de la producción y la experiencia, impone el deseo de algunos sujetos sobre los otros mediante el uso potencial o real de la violencia, física o simbólica” (Castells, 1997: 39).
El ciudadano es, de hecho, un ser social y, en esa medida, la cuestión de los derechos presupone simétricamente la cuestión de los deberes, no solo ante el Estado como entidad abstracta sino ante todas las personas.
De esta visión se desprende que la relación de adolescentes y su participación en las tecnologías de la información y la comunicación,4 el sentido ontológico de ciudadanía, y sentido de ciudadanía del ser, son el sentido apropiado para guiar las estrategias y prácticas de los derechos humanos en la ciudadanía digital. Esta se precisa en los actos de aprendizaje y participación y, en ese sentido, se constituye como un nuevo paradigma de los derechos de la niñez y adolescencia, dentro y fuera de internet.
Es importante comprender que las TIC incorporadas en la creación y el uso de internet parecen ser cada vez más determinantes en las relaciones interpersonales establecidas en los contextos más diversos, desde profesionales hasta personales, individuales y colectivos. Sus disposiciones y consecuencias históricas surgen como líneas de estudio y discusión, que emergen y nutren un legado hacia el ejercicio de la ciudadanía.
De hecho, es a partir de una práctica participativa de adolescentes en la ciudadanía digital, contextualizada en proyectos de acción y aprendizaje, que puede surgir una comprensión de esta perspectiva, a través de la experiencia, del compromiso y la participación de cada niña, niño y adolescente en la vida social de la comunidad, construyendo y transformando permanentemente su identidad privada y su sentido de pertenencia en el colectivo (McLuhan, 1994).
De esta forma, estudiar la ciudadanía digital invita a (re)pensar nuevas formas de participar, desarrollar y proteger en la sociedad de la información (Castells, 1997), y permiten así tender a la inclusión plena de todos los actores en los diversos ambientes de participación (Bordenave, 1994), es decir, convoca a redefinir las concepciones acerca de qué es ser ciudadano (Touraine, 1994) en esta coyuntura atravesada por las tecnologías de información y comunicación y, particularmente, qué implica para el ejercicio democrático de adolescentes, generando nuevos espacios y posibilidades en la red que suponen y convocan a la participación en la vida cívica y política (Middaugh y Khane, 2013). En este trabajo, partiremos de la concepción de la ciudadanía digital como no únicamente a la dimensión mecánica de las herramientas de las nuevas tecnologías, sino a la concepción de tecnología entendida como recurso cultural (Casablancas, 2008) y al propio espacio de internet como espacio y territorio de actuación (Santos, 1994; Schwartzman, Tarasow y Trech, 2014) y de participación cívica (Collin, 2008; Magallón, 2014).
Además, las nuevas tecnologías ya han cambiado el mundo y, a medida que aumenta el número de niñas, niños y adolescentes que se conectan en línea en todos los países, está cambiando cada vez más su realidad. De acuerdo a un informe de Unicef (2017), los adolescentes/jóvenes (de 15 a 24 años) son el grupo de edad más conectado. En todo el mundo, el 71% están en línea, en comparación con el 48% de la población total. Señalando que las niñas, niños y adolescentes (menores de 18 años) representan aproximadamente uno de cada tres usuarios de internet en todo el mundo.
De hecho, aunque el rápido desarrollo de internet como un fenómeno de masa (Castells, 2008) ha presentado a la niñez y adolescencia oportunidades sin precedentes para alcanzar sus derechos de aprender, expresarse y participar de sus comunidades de manera significativa, también ha creado condiciones nuevas ya veces amenazadoras en las cuales las niñas y niños son abusados o explotados, con incidencia y severidad variables.
Ante estos rápidos avances, la formulación de políticas ha sido reactiva y fragmentada. La agenda política generalmente se establece sin consultar a la niñez o evaluar su impacto en ella, y sin tener en cuenta sus derechos de expresar libremente su opinión, de ser escuchado y acceder a una información adecuada. En particular, la política destinada a proteger la niñez del abuso y el uso excesivo en línea, aunque en principio es bienvenida, a menudo puede excluir a niñas, niños y adolescentes de los beneficios de la era digital, a la que tienen el mismo derecho que los adultos.
Así, es fundamental el desarrollo de iniciativas que promuevan el derecho de la niñez y adolescencia de usufructuar de las oportunidades relacionadas al acceso a la información, la comunicación y la participación en línea deben ser consideradas, evitando así que se refuerzan, o incluso creadas, barreras en la forma como los jóvenes construyen sus identidades, se relacionan con sus pares, expresan y difunden libremente sus opiniones, pensamientos e ideas. El crecimiento del uso de dispositivos móviles también crea nuevos desafíos a la sociedad en cuanto a la mediación del uso de internet por niñas, niños y adolescentes para la mitigación de riesgos y el potencial de las oportunidades en la red.
Sin embargo, es necesario encontrar un equilibrio entre las necesidades de protección de la niñez y la preservación de internet como un espacio para la expresión libre y plural. Para ellos mismos es un desafío que no será respondido sólo por el Derecho o por la edición de nuevas leyes o de las decisiones judiciales (Livingstone y O’Neill, 2014). Es justamente en este debate que se inserta el papel de la ciudadanía digital en el enfoque basado en los derechos humanos, buscando expandir no solo el acceso, sino también, respetando los derechos de libertad de pensamiento, conciencia, opinión o expresión y, de manera especial, el de participación de la niñez y adolescencia.
En el primer capítulo de esta tesis se estudian los ‘derechos de las niñas, niños y adolescentes en el entorno digital’, entendiendo que el enfoque basado en derechos no es considerar que las “personas con necesidades que deben ser asistidas, sino sujetos con derecho a demandar determinadas prestaciones y conductas” de obligación del Estado (Abramovich, 2006: 36). En el segundo capítulo se busca el diálogo conceptual de la ‘ciudadanía a la ciudadanía digital’, considerando nuevas perspectivas de la ciudadanía incluyendo todas sus dimensiones, ya sea desde un punto de vista individual o colectivo, a través de redes digitales, que ofrecen nuevas herramientas y espacios para el ejercicio de la ciudadanía de la niñez y adolescencia. En cuanto al tercer capítulo, se aborda el tema de empoderar y reconocer que las niñas, niños y adolescentes son titulares del derecho a la ‘participación a través de las TIC y fortalecimiento de los derechos humanos y democráticos.’
En el trabajo de campo se desarrolla el análisis en torno de los resultados de un taller virtual realizado con adolescentes de 12 a 18 años de las ciudades de Manaus y Belém, el cual, a través de una experiencia de participación creativa durante dos meses busca desarrollar habilidades, adquirir más conocimiento sobre sus derechos, contribuir al ejercicio de la ciudadanía y democracia, además de mejorar las políticas públicas dirigidas a la niñez y adolescencia en la Amazonía. La propuesta del taller es calificarlo a través de un juego digital que propone misiones a través de WhatsApp y que puede cumplir desde su hogar, utilizando los recursos básicos de su teléfono celular (grabación de foto / video / audio), creando y compartiendo los resultados de cada actividad, también por celular.
La acumulación de experiencia puede llevarla a una segunda etapa del juego, en la que tendrá acceso a diferentes misiones y oportunidades, incluido el apoyo material para las participantes en colaboración con otras colegas que participan en el taller para llevar a cabo un proyecto concreto de beneficio para su comunidad/ciudad. Además, participan en la construcción de políticas públicas para el Empoderamiento de las Niñas en su municipio, en asociación con gestores y autoridades municipales que actúan por los derechos de las niñas, niños y adolescentes en Brasil.
Las participaciones expresan temas muy actuales, de la vida cotidiana y del entorno de las adolescentes, explorando diversos temas como género, racismo, medio ambiente, salud, educación, transporte y seguridad pública, además de asuntos individuales y familiares, que no se abordaron explícitamente en los resultados de esta investigación, precisamente en el entendimiento de no generar más violaciones como la exposición íntima de las participantes y respetando privacidad. Además de ofrecer soluciones innovadoras con un enfoque práctico en diversos momentos, las adolescentes exploran las prácticas más variadas para crear contenido comunicativo e informativo sobre sus derechos y opiniones, com fotos, videos, audios, textos y nuevas herramientas tecnológicas, compartiendo experiencias y habilidades, a través de redes de participación con el objetivo de crear posibilidades para que otras niñas se beneficien de sus iniciativas creativas. En algunos momentos durante el curso de las misiones, se observaron dificultades por falta de acceso a una conexión de internet.
Este estudio exploratorio debe ser visto como una contribución inicial para comprender las percepciones y capacidades de adolescentes sobre sus derechos humanos, la participación en ciudadanía digital, así como sobre sus percepciones sobre su lugar en la sociedad. El desafío para los investigadores es desarrollar ideas sobre las prácticas enriquecedoras de ciudadanía de las niñas, niños y adolescentes, y sugerir a la sociedad estrategias creativas para ponerlas en práctica.
Después de analizar a grandes rasgos las diversas maneras en que las nuevas tecnologías digitales pueden utilizarse para lograr los objetivos del enfoque basado en derechos humanos y la ciudadanía, y cómo las nuevas tecnologías plantean nuevas consideraciones para su práctica. Concluyendo que la integración de las TIC en la participación de adolescentes puede ayudar a educadores, padres, organizaciones y gobiernos a abordar algunos de los desafíos a los que se enfrentan a la hora de crear experiencias de participación infantil que tengan más posibilidades de fomentar el desarrollo cívico de los jóvenes.
Se propone que se preste más atención a la forma en que las nuevas tecnologías se están integrando en la participación/educación para la ciudadanía, y que se centre la atención e inversión en aquellas con enfoque basado en derechos humanos de la niñez y adolescencia.
De la misma manera en que las TIC pueden mejorar la capacidad de los profesionales de la educación y derechos humanos para conectar a los jóvenes con los aspectos críticos de la práctica auténtica de participación ciudadana, también existen riesgos. Al estimular a los adolescentes a participar en redes sociales en línea, es fundamental preservar la cautela al respecto y pensar en los sitios y plataformas donde los adolescentes comparten su trabajo o participan en el trabajo de otros jóvenes, en cómo son sus interacciones con sus pares, en lo que están compartiendo, de sus prácticas en internet.
Teniendo en cuenta que el mundo en el que muchas de las niñas, niños y adolescentes ejercen o ejercerán su ciudadanía está cada vez más envuelto por las nuevas tecnologías, se hace imprescindible fomentar la capacidad de los jóvenes para actuar de forma eficaz y responsable en un contexto así. Considerando, asimismo, que muchas organizaciones y gobiernos empiezan a integrar las TIC en sus prácticas, es un momento decisivo para iniciar un estudio más sistemático sobre sus posibles impactos sobre la niñez y adolescencia, y sobre la manera en que podemos desarrollar de manera eficaz su desarrollo ciudadano con un enfoque basado en los derechos humanos.
1 Los datos que continúan son del Ministerio de Salud del Gobierno Federal de Brasil, en https://saude.gov.br/.
2 Esta perspectiva de investigación tiene como referencias básicas postulados fundamentales teórico-metodológicos de corrientes críticas latinoamericanas provenientes de la Pedagogía del Oprimido del filósofo brasileño Paulo Freire (1976).
3 A partir de los estudios de Manuel Castells, en su trilogía “La Era de la Información” (1996-1998) donde revisa el papel de la información en la sociedad contemporánea, una sociedad que se vuelve informativa, a través de redes establecidas entre sus características sociales, económicas y políticas, vinculadas por la tecnología y la información. Los cambios estructurales en la economía mundial son provocados por estas articulaciones en red, en las que la información y el conocimiento son pilares fundamentales en la dinámica laboral y empresarial. Estos dos conceptos, en forma de medios concretos, se materializan con el uso de la tecnología, lo que lleva a que su existencia esté relacionada con la polarización y exclusión de países que no tienen tanta accesibilidad y, por lo tanto, de tanta información. La globalización termina sin servir como una solución a esta contingencia, ni resolver problemas asociados con distribuciones desiguales de medios y fondos, lo que conduce a una menor competitividad para quienes sufren estas distribuciones.
4 En adelante las TIC. Aunque era habitual distinguir las “tecnologías de la información” de las “tecnologías de la comunicación”, la incorporación multimedia de casi todas las tecnologías de comunicación por computadora hizo que esta diferencia fuera redundante.