Conclusiones

En el presente trabajo se propuso comprender las estrategias de incidencia del movimiento conservador provida en la Argentina; indagar en los repertorios de acción, los discursos en redes sociales y la red de actores aliados desplegados para defender su causa: la vida, la familia y la libertad. Para ello, fue realizado un estudio de caso sobre el contramovimiento conservador Con Mis Hijos no te Metas en la Argentina.

Como se señaló al comienzo de esta investigación, los contramovimientos son la otra cara de la moneda para comprender el desarrollo de la acción colectiva de muchos movimientos sociales, debido a que representan, la mayoría de las veces, los valores del statu quo que los movimientos sociales buscan transformar.

En este sentido, se indagaron los modos en que el activismo en redes sociales modificó los repertorios de acción y los discursos de los movimientos conservadores provida y qué efectos tienen sobre los mecanismos de incidencia política del movimiento conservador en la Argentina. Es decir, se investigó por las formas en la que los contramovimientos sociales hacen política y movilizan dentro y fuera de las redes sociales, considerándolas a todas estas de forma integral.

Esta nueva forma de “salir al campo” constó de dos dimensiones. Por un lado, en los espacios virtuales se observaron fenómenos que ocurren fuera, como las presentadas en el capítulo cuarto, esto es, las estrategias de judicialización, producción cultural y literaria, manifestaciones callejeras, activismo en las escuelas, etc. Por otro lado, la observación se focaliza en los fenómenos e interacciones que tienen lugar de forma online, es decir, en las redes sociales; típicamente, los “tuitazos”, las transmisiones en vivo, la campaña #CHAUFLIX, me gustas, comentarios y compartidos en Facebook, RT y FAV en Twitter, entre otros.

En la interacción entre ambos mundos, se hallaron algunas continuidades: coordinación jerárquica y mensajes uniformes dirigidos a los “propios”. La coordinación jerárquica y la importancia de la figura de ‘autoridad’ se observa en el protagonismo que tienen los referentes de CMHNTM, específicamente el vocero oficial Néstor Mercado y la coordinadora nacional y fundadora del movimiento Nancy García; así como también los referentes de otros grupos y organizaciones provida, entre los que destacan Raúl Magnasco, de Fundación Más Vida, Elías Badalassi, de Abogados por la Vida, Fernando Secin, de Médicos por la vida, María de los Ángeles Mainardi, de la Red Federal de Familias y el Frente Federal Familia y Vida, y Gustavo Geyer, de Marcha por la Vida, entre otros. Estos y estas referentes lideran la organización de los eventos y hegemonizan la voz pública ante medios de comunicación, conferencias, talleres o actos públicos realizados. De igual forma, en las redes sociales del movimiento, se replican o comparten publicaciones y mensajes realizados por los líderes en la misma plataforma o fuera de ella.

Respecto del discurso, este gira en torno al concepto de ideología de género. Concepto débil en la teoría pero eficaz para la acción política: se convierte en una herramienta política para definir y actualizar la agenda de activismo conservador en defensa de la vida, la familia y las libertades heteropatriarcales, tal como quedó expuesto en las diferentes maneras de oponerse y resistir a la ESI y la capacitación en materia de violencia de género (ley Micaela Nº 27.499), que se suma a la oposición histórica de estos grupos al aborto. La definición de un adversario difuso y abstracto dificulta la delimitación de fronteras, ya que todo puede moverse rápidamente del lado del enemigo.

Otro de los significantes que los conservadores defienden son la patria y los valores nacionales, los cuales, enmarcados en la ideología de género los posiciona como defensores de la Constitución, de los Pactos Internacionales de protección de Derechos Humanos y de la Nación argentina ante el denominado “colonialismo neomarxista”. Con este propósito, se utiliza un lenguaje bélico y se apela a aliados relacionados con la guerra como, los excombatientes de Malvinas y los próceres. Este tipo de lenguaje acompañado del uso de la bandera argentina, colocan al adversario por fuera de la unidad nacional, asimilándolos con extranjeros que atacan al país.1

El objetivo principal del uso de las redes sociales y de la producción cultural es la distribución de argumentos y datos que confirman las creencias previas de los seguidores y les ofrecen herramientas para que enfrenten la batalla cultural de la ideología de género. Así lo demuestran los mensajes compartidos, las notas difundidas y los videos publicados. También cumplen el rol de movilizar, de modo virtual con los tuitazos y en la calle, con las manifestaciones nacionales, las interrupciones en las clases de ESI, en las denuncias al INADI o a la defensora de la niñez, entre otras de las tantas formas de movilizar. Por último, el uso de las redes permite denunciar “la censura” de los medios tradicionales y promocionar medios alternativos que militan las mismas causas, como los canales de YouTube, programas radiales y prensa escrita.

En este sentido, respondiendo a cómo el activismo virtual modificó las prácticas y discursos del movimiento, podemos concluir que las plataformas como espacios de coordinación, discusión y movilización facilitan la articulación política entre las diferentes organizaciones provida y profamilia –la red de aliados– y las sedes provinciales de CMHNTM para actuar de forma coordinada, con mensajes unificados e igual simbología; potencian los lazos transnacionales, especialmente con los capítulos latinoamericanos y europeos de CMHNTM pero también con otros movimientos como el de Marcha por la Vida; y finalmente, posibilitan una mayor cercanía con las y los jóvenes, nativos digitales.

Las y los jóvenes son presentados como los verdaderos revolucionarios, dado que deben resistir las violencias y ataques de los jóvenes “de izquierda y verdes” para recuperar los espacios de poder. Su forma de resistir es en tres espacios donde las juventudes son los protagonistas: secundarios, universidades y redes sociales. En esos espacios realizan denuncias y articulan argumentos, mediante cátedras “celestes”, eventos culturales, cuentas oficiales en Instagram y material como el libro de Guadalupe Batallán escrito en lenguaje sencillo y adaptado para adolescentes. Frente Joven y Juventud Provida son dos de los grupos más representativos de las y los jóvenes celestes.

En conclusión, el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación maximiza el alcance de las prácticas y acciones de protesta del movimiento CMHNTM, lo cual aumenta su visibilización y oportunidades de instalar su agenda y participar en el debate político nacional e internacional; y estrechar los lazos con aliados. Las interacciones con estos son beneficiosas en dos sentidos: por un lado, amplifican los mensajes y viralizan la causa defendida; por otro lado, su expertise en diferentes áreas –bioética, legal, religioso, sociología, etc.– refuerzan los argumentos y explicaciones que justifican la denuncia y oposición a la ideología de género.

Por otra parte, y en términos generales, se buscó dilucidar si el accionar del movimiento conservador provida implica un desafío para la democracia y la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. En otras palabras, si se observaba una “antisociabilidad” (Calderón y Castell, 2019) en CMHNTM que mine la arena pública con discriminación, racismo, negación del otro y nuevas formas de cuestionamiento a la igualdad.

El análisis de los símbolos, expresiones gestuales y del lenguaje empleado por el movimiento muestra que los discursos homofóbicos, de odio y discriminatorios son encubiertos apelando a verdades científicas, a la bioética y a nociones del campo de los derechos humanos. Además, hay un fuerte trabajo de construcción de simbología referente a la familia tradicional a través del binarismo cromático (rosa y celeste), estereotipos sobre los roles de varones y mujeres y de los hijos como propiedad de los padres; y de estigmatización del adversario, insistiendo en la ignominia de sus prácticas y los modos de vida, muchas veces difundiendo rumores, información falsa o exagerada.

Este tipo de discursos que encubren la negación de la diversidad y la construcción de un sujeto perverso, inmoral y antinatural implican un desafío aun mayor para la democracia, ya que no pueden identificarse claramente como discursos de odio y sancionarse en consecuencia, dado que, el derecho a la libre expresión que incluye el derecho a buscar, recibir y difundir información, está sujeto a ciertas restricciones para preservar y respetar los derechos de otras personas y garantizar la seguridad nacional y el orden público (Art. 19 del PIDCP; Art. 13 de la CADH). Si además se considera el gran caudal de estos mensajes que circulan en las plataformas de comunicación virtual, debemos sumar nuevos desafíos.

En la “era de las redes”, el ejercicio de la libertad de expresión encontró nuevas oportunidades: grupos sociales históricamente vulnerados, sin acceso a canales institucionales de reclamo encontraron un canal de bajo costo y eficaz para viralizar mensajes; en contextos autoritarios permitió a las y los ciudadanos eludir la censura estatal; al Estado les facilitó su llegada a geografías remotas; y las empresas se reinventaron. Pero, estas nuevas formas de ciudadanía, politización y experimentación de la democracia, también brindaron nuevos espacios de expresión para los grupos conservadores, reaccionarios y antiderechos. Como plantean Ernesto Calvo y Natalia Aruguete “la desigualdad social y la pobreza tienen correlatos digitales, al igual que la intolerancia y la violencia” (2020: 211).

Y las propias reglas de funcionamiento del mundo online juegan un rol importante. Las y los ciudadanos-periodistas en las redes publican, comparten contenido y siguen a ciertos usuarios que son congruente con su sistema de creencias y valores. Así se forman burbujas de filtros cuyo contenido se vuelve localmente homogéneo y confirma sesgos previos. Los algoritmos facilitan la formación de burbujas o “cámaras de eco” entre las cuales prácticamente no hay intercambio de contenidos. Al interior de cada una de ellas pueden primar lógicas de organización horizontal y democráticas o discursos violentos y de odio. Tanto la organización colectiva proderechos como los discursos violentos se retroalimentan de la vida offline y profundizan los procesos de polarización e intolerancia.

Conversaciones polarizadas suelen ser espacios propicios para la difusión de desinformación porque, como explican Calvo y Aruguete (2020), este tipo de mensajes no busca comunicar sino generar daño, hacer enojar al opositor hasta expulsarlo de la discusión. Cuando esas desinformaciones salen del mundo online, tienen impactos en la vida “física” y devienen en diversas formas de discriminación y violencias hacia ciertos colectivos o procesos democráticos, las y los ciudadanos son rehenes de comunidades intensas que radicalizan sus discursos poniendo en peligro la confianza de las instituciones de la democracia y el lazo social.

La reciente Declaración conjunta sobre libertad de expresión en la era digital, de relatores especiales de la ONU, OSCE y OEA indica que los Estados “tienen una obligación especial de tomar medidas rápidas y eficaces para prevenir, proteger, investigar, juzgar y sancionar los ataques, las amenazas, la intimidación y el acoso, tanto en el ámbito virtual como fuera de este, contra periodistas y otros trabajadores de medios de comunicación” (CIDH, 2019, par. c. III).

Si se suma la importancia que adquieren las jerarquías y autoridades al interior del movimiento, se puede concluir que al mismo tiempo se constituyen en “autoridades” de la red de donde obtener información y argumentos. El análisis de seguidores y seguidos de Twitter permitió ver que las cuentas institucionales provida, religiosas, de profesionales y de divulgadores como Agustín Laje, Pablo Iturrieta o Nicolás Márquez, centralizan y hegemonizan el debate virtual en torno a la ideología de género.

Otra de las consecuencias de los discursos que detrás de la resignificación de ciertas nociones de derechos humanos y del pasado reciente ocultan discriminación, es el daño y violación de derechos sobre los niños y niñas. Ellos y ellas, a partir la Convención sobre los Derechos de la Niñez (1989), son sujetos plenos de derechos; y como tal, tienen el derecho a acceder a información de calidad, completa y por profesionales, sobre los derechos y garantías que poseen. En este sentido, negarles el acceso a una educación sexual integral con perspectiva de género es privarlos de conocer e informarse sobre sus derechos, sobre cómo establecer relaciones sexuales y afectivas deseadas y placenteras, saludables y libres de violencia, así como una maternidad libre y deseada; como así también a vivir de acuerdo con su identidad autopercibida sin violencias ni discriminación. Por tanto, las y los niños no son propiedad de los padres, sino portadores de derechos, con capacidad para emitir juicio propio de acuerdo con su interés superior (Art.3 de la Convención sobre los Derechos del Niño).

Pensar al activismo conservador en democracia es relevante porque, si los actores están realmente comprometidos con anular la vía autoritaria para imponer sus demandas, entonces, actores a favor de la ampliación de derechos como los que se oponen utilizarán los mismos canales legítimos de acceso a los tomadores de decisión, y todos deberían ser escuchados porque las disputas y las negociaciones son inherente a la democracia. Esto significa que las estrategias de incidencia se complejizan y las agendas se actualizan acorde a los avances y retrocesos de otros grupos en disputa, los cuales aparecen en pie de igualdad sin más prerrogativas que las que permite la democracia.

La conquista de derechos a nivel internacional habilita nuevas herramientas para reclamar a nivel nacional, ante las cuales, los movimientos y actores colectivos se reorganizan para alcanzar sus objetivos. En este sentido, a partir del estudio de caso del movimiento Con Mis Hijos no te Metas y de dar cuenta de las transformaciones en las estrategias de incidencia e identidades públicas y el establecimiento de un modelo efectivo de comunicación, se tienen algunos elementos que permitirían hablar de una incipiente nueva ola del movimiento provida. Aunque la confirmación de esta hipótesis requiere profundizar la investigación, se propone que el punto de inflexión del nuevo ciclo es el debate por el aborto en 2018 que, al igual que la sanción del matrimonio igualitario en 2010, fue un momento crítico en la agenda pública de los derechos sexuales y reproductivos en la Argentina, y otorgó una nueva oportunidad al movimiento provida para su reorganización.

Sin embargo, este es el momento cúlmine de un proceso iniciado en 2015 con el movimiento #NiUnaMenos que visibilizó las violencias de género y le dio mayor fuerza a los feminismos. Estos, desde esa coyuntura, empiezan a crecer y colocar en la agenda pública deudas históricas en materia de derechos e igualdad. Sin este proceso que, al decir de Eleonor Faur (en @degenerandocp, 30/04/2020), permeó una nueva subjetividad a partir del impulso de la sociedad civil, probablemente el debate por la legalización del aborto en el 2018 no hubiera sido posible.

A lo largo de este trabajo se presentaron aspectos que permitirían pensar que se asiste a una cuarta ola del movimiento provida, cuyos rasgos principales serían: 1. el uso del concepto de ideología de género, que opera como núcleo articulador del discurso conservador provida; 2. el creciente protagonismo adoptado por parte del evangelismo y su alianza con sectores del catolicismo; y 3. la importancia de las estrategias de incidencia política y de penetración social digital, a la par de las que ya se venían desarrollando de modo institucional y territorial. Las redes sociales y plataformas virtuales son utilizadas para movilizar y generar adeptos a partir de metainformación2 actualizada permanentemente que confirma las creencias previas del orden defendido.

Por último, íntimamente relacionada con el último punto, uno de los elementos que queda pendiente para futuras investigaciones es acerca del rol que ocuparán las y los jóvenes en esta nueva ola de activismo provida, en un contexto en el que la juventud se constituye como una identidad que promueve adhesiones e impulsa la participación política.

Mientras tanto, para reducir los impactos negativos de estos grupos, queda fortalecer las resistencias organizadas desde la sociedad civil, principalmente armando a los feminismos con discursos y expresiones que crucen fronteras y alcancen a los menos involucrados, sin profundizar las grietas y distancias; educar en derechos e igualdad a las y los jóvenes para formar personas con capacidad de duda y critica democrática ante lo que dicen y hacen quienes disputan derechos y poder. Y confiar (y colaborar en su formación) en que los sectores conservadores, al igual que la derecha como dicen Gabriel Vommaro, Sergio Morresi y Alejandro Belloti (2017), después de muchas décadas de ser un factor desestabilizante de la política argentina, continúen comprometidos con las instituciones y formas de expresión democráticas.


1 Los reclamos por la libertad y la propiedad aumentaron durante el período de confinamiento obligatorio para prevenir la propagación del virus del Covid-19. CMHNTM es uno de los movimientos activamente anti cuarentena y fueron co-organizadores de las movilizaciones en contra de la medida realizadas durante el mes de mayo de 2020 en todo el país. Asimismo, se muestran críticos del accionar y las recomendaciones de la OMS y el comportamiento de China como supuesto Estado creador y propagador del virus con fines colonialista. Por el contrario, se congratulan las medidas adoptadas por los gobiernos de Estados Unidos y Brasil, medidas que han mostrado ser promercado y en detrimento de la salud y el bienestar de las personas.

2 Refiere a información instantánea en múltiples soportes y formatos –videos, fotografías, memes, chats, texto, noticias, etc.– que es generada y circula en simultáneo.