Los clásicos de la filosofía política moderna y la enseñanza universitaria
por Norberto Ferré
1. Los clásicos de la filosofía política moderna
La presente obra contiene una serie de trabajos sobre filosofía política moderna, con la intención de asistir a los estudiantes universitarios en sus estudios iniciales sobre las teorías políticas y sociales de Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes, Baruch Spinoza, John Locke y Jean-Jacques Rousseau.
El objetivo de la publicación ha sido reunir un conjunto de estudios que puedan promover el acceso introductorio de los estudiantes de carreras de ciencias sociales, (no especializadas en filosofía), a las obras clásicas de la filosofía política moderna.1 Estos ensayos pretenden favorecer la comprensión de los grandes textos de los pensadores antes mencionados, así como estimular la reflexión sobre sus ideas y argumentos principales sobre el hombre, la sociedad, la ética y la política.
Dadas las limitaciones de espacio y el propósito formativo del texto presentado, estos estudios se han concentrado en el análisis y comentario de las obras clásicas de cada uno de estos autores: el Leviatán, de Tomas Hobbes; el Tratado Político, de Baruch Spinoza; el Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil; y el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, ambos de Jean-Jacques Rousseau. En el caso de Maquiavelo se brinda una visión introductoria de sus principales obras.
Nutre esta estrategia, la convicción de los autores acerca de la importancia de enseñar los clásicos de la filosofía por la riqueza que constituyen, por su influencia en la tradición de la filosofía, porque “un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir”, porque resiste los discursos críticos que producen, porque generan una literatura propia y específica, porque cuando se lo lee de verdad resulta nuevo, inesperado e inédito, porque un clásico de alguna manera nos define y nos devuelve a la actualidad.2
La importancia de enseñar y aprender filosofía a partir de los textos clásicos de la teoría política moderna, entonces, radica en que en ellos se exponen las principales estrategias de argumentación, tanto sobre la noción de la sociedad civil y el sentido de la política, como del Estado y el gobierno, la relación entre la soberanía y la ciudadanía, y el papel de la ley y el derecho en dicha sociedad.
Desde un punto de vista argumentativo, la diferencia existente entre los filósofos modernos seleccionados consiste en que “mientras Maquiavelo piensa en el hecho a consumar y en el comienzo, la filosofía del derecho natural piensa en el hecho consumado y en el origen”.3 Precisamente, la meta de los siguientes estudios es dar cuenta de esta diferencia conceptual de Maquiavelo a Rousseau. Maquiavelo piensa el poder político como existente, como tarea a cumplir del gobernante, reflexiona sobre la política en términos de virtú y de fortuna, y concibe lo político en la efectividad del acontecimiento que muta en la historia. En cambio, los filósofos del derecho natural piensan la sociedad, el Estado y el derecho en términos de existencia y de esencia. El iusnaturalismo remite las esencias con las que reflexiona acerca de lo social, a un origen, o mejor, a una esencia originaria, que es la esencia de la naturaleza humana, el hombre en estado natural.4
En consecuencia, ¿qué es el origen? Es la estrategia argumentativa de legitimación de toda esencia de lo social en la evidencia de la naturaleza realizada por el iusnaturalismo. De esta manera, como sostiene Althusser, la remisión de la esencia de la sociedad a un origen se convierte en la forma común de justificación de “la propia posición política divergente frente a su objeto común, la monarquía absoluta, convertida a partir de ese hecho en su problema filosófico común”.5
Asimismo, los filósofos del derecho natural piensan el poder soberano y el Estado como artificio,6 es decir, como una esencia que no es natural, como una esencia que es construida por la razón. El iusnaturalismo incorpora, en esta reflexión de la esencia de lo social como artificio, la creación de las normas morales y las convenciones jurídicas, elaboradas a partir de una situación histórica vigente o potencial.
Por tanto, coincidiendo con la lógica de remisión conceptual de esencias sostenida por Althusser, cabe señalar que las esencias remitidas son de diverso orden en tanto que, en dicha lógica, permanece la diferencia conceptual de la esencia natural con la esencia artificial. Así, esta remisión de esencias de diverso orden que es formulada por los filósofos del derecho natural, conforma un círculo que va primeramente del artificio al origen, y posteriormente del origen al artificio. En dicho círculo argumentativo se albergan no solo el conjunto de las variaciones conceptuales que conforman el iusnaturalismo, sino la posibilidad de establecer distintos círculos de argumentación y reflexión entre el origen y el artificio.7 Tal vez sea Spinoza, quien advirtió los problemas argumentativos y las derivaciones sociopolíticas de esta remisión circular de esencias y, en consecuencia, los evitó cuando formuló una alternativa a la teoría del derecho natural basada en la noción de “lo común”.
Desde un punto de vista histórico, los estudios contenidos en esta publicación dan cuenta de que, tanto en Maquiavelo como en las distintas concepciones de la teoría del derecho natural, el término “social” se utiliza para designar un proceso de sustitución de los viejos órdenes corporativos medievales, de constitución de una esfera económica relativamente autónoma que legitima nuevas relaciones de producción. Entre los siglos XVI y XVII, el sustrato de la sociedad civil comenzó a ser atravesado por la economía como ámbito de dominio de la burguesía, y a adquirir paulatinamente una mayor complejidad en su relación con la sociedad y el Estado. A su vez, se vislumbra, en dicho período, el alcance y los límites de la noción de “contrato” como eje articulador de la reflexión que constituye, en términos generales, el pasaje del estado de naturaleza al estado político.
Asimismo, desde un punto de vista político, en el análisis de los filósofos seleccionados influye la distinción conceptual entre las políticas de la trascendencia y las de la inmanencia del poder soberano.8 Pues, cuando el mundo moderno se asomó al capitalismo, las políticas del carácter absoluto y trascendente del poder soberano permitieron legitimar y encauzar las resistencias de las fuerzas productivas a las nuevas relaciones de producción. En cambio, las políticas de la inmanencia se basaron en la potencia de los sujetos singulares para la constitución de lo sociopolítico, a fin de que, al margen de todo relato teológico, la materialidad del proceso histórico de las fuerzas productivas transformase las relaciones sociales para la conformación de una sociedad democrática y libre, mediante la generación de una subjetividad política abierta a lo común. En diversa forma, los autores seleccionados cubren un amplio abanico de posiciones respecto de dichas corrientes políticas.
De este modo, los autores clásicos abordados en esta obra nos devuelven hacia el sentido de actualidad de sus diversas cuestiones originales, y de las extensas y variadas lecturas posteriores que los interpretan y comentan, exponiendo cómo la constitución del poder soberano se convierte, en todos estos clásicos de la filosofía política, en un problema filosófico central de la modernidad.
2. La enseñanza universitaria de la filosofía
Esta obra se enmarca dentro de un proyecto de docencia, entendiéndose por tal, el diseño y puesta en práctica de objetivos de aprendizaje, contenidos de enseñanza, estrategias metodológicas, materiales de lecturas y procedimientos de evaluación. El proyecto de docencia en filosofía participa de una serie de aspectos que se ponen de relieve a continuación: la complejidad de la enseñanza y el aprendizaje en la universidad, las diversas formas de presentación del saber de la filosofía, la relación entre la forma y el contenido de la filosofía que influye en su enseñanza, los aspectos históricos e institucionales que atraviesan el saber de la filosofía, y las particularidades que enmarcan las prácticas de enseñanza de la filosofía.
Los elementos que conforman el proyecto de docencia ubican el saber de la filosofía dentro de la complejidad de la enseñanza y del aprendizaje. Y la filosofía, en cuanto modalidad del saber, se presenta igualmente con una complejidad propia: como métodos de pensamiento, categorías de análisis, creación de conceptos, criterios de validación de la argumentación, tradiciones históricas, conocimientos sistemáticos y no sistemáticos sobre distintos objetos, producciones escritas con diverso grado de formalidad (estudios, ensayos, tesis, tratados) e interacciones comunicativas (conversaciones, diálogos). El proyecto de docencia permite la confluencia de las particularidades de la enseñanza y del aprendizaje en la universidad con las diversas modalidades del saber de la filosofía, en un determinado contexto institucional con sus propias metas formativas. Por lo cual, puede afirmarse que la enseñanza del saber de la filosofía implica un conjunto de cuestiones técnicas, cuyo dominio competente es la condición de la enseñanza universitaria de la filosofía para la formación de investigadores, docentes y profesionales.
No obstante, el saber de la filosofía trasciende su propia tecnicidad, porque establece una compleja relación entre su forma y contenido, entre el filosofar y la filosofía, lo que ciertamente constituye tanto un problema filosófico como de enseñanza. Tal es la posición de muchos filósofos quienes sostienen que no se puede enseñar el saber de la filosofía sin enseñar a filosofar, es decir, la forma no puede escindirse del contenido y viceversa. En consecuencia, la enseñanza de los clásicos de la filosofía política moderna presenta una determinada relación entre la forma y el contenido de la filosofía política. En este caso, es la específica relación establecida por el iusnaturalismo entre la linealidad de determinadas nociones filosóficas tales como estado de naturaleza, contrato y sociedad civil con la circularidad argumentativa entre el origen y el artificio del iusnaturalismo. La enseñanza de los filósofos seleccionados en esta obra se desenvuelve en el marco de ambos movimientos del pensamiento filosófico.
Otra cuestión importante para la enseñanza de la filosofía es considerar que el saber de la filosofía estuvo, en distintas épocas de su vasta historia, en relación con diferentes tipos de instituciones (la Academia, el Liceo, el “Studium Generalis”, la “Universitas” medieval, la universidad humboldtiana). Así, cuando el saber de la filosofía se institucionaliza en la universidad moderna, este queda enmarcado dentro de la articulación específica entre la producción (investigación) y la transmisión (enseñanza) del saber filosófico; articulación que es la fuente de las diversas formas de la organización del saber de la filosofía, que son posibles por la autonomía académica de la universidad.
En la actualidad, no se puede soslayar la compleja relación entre la enseñanza y la investigación y cómo estas funciones se retroalimentan mutuamente y se convierten en un contexto de realización de un proyecto de docencia. A partir de esta situación, la presente obra pretende revalorizar el proyecto de docencia como base de una determinada producción, denominada “producción en docencia”, que parece rescatarse paulatinamente en función de las dificultades de aprendizaje exhibidas por los estudiantes universitarios: las dificultades de comprensión lectora y de producción escrita, que son factores condicionantes de la enseñanza de las Humanidades.
Otro aspecto a considerar es que la universidad moderna presenta, en el caso de la enseñanza de la filosofía y también de otras disciplinas, una multiplicidad de saberes y procedimientos referidos a los contenidos de enseñanza, las competencias del profesor, la organización de los departamentos, facultades o centros, los planes de estudio, la división curricular de su contenido, el desarrollo de las tradiciones y corrientes de la filosofía, la participación en redes académicas nacionales e internacionales, e inclusive sobre el contendido lugar de la filosofía dentro de la universidad.9 Esta complejidad institucional se refleja en las prácticas de enseñanza de un proyecto de docencia, las que pueden variar según su nivel (grado y posgrado) y modalidad (asignaturas, seminarios y cursos). La enseñanza de la filosofía recibe requerimientos específicos de las diversas formas de organización del saber de la filosofía. Uno de esos requerimientos es posicionarse frente a la tensión entre la formación general del hombre, y la formación específica de un determinado plan de estudios por la cual sobreviene cierta funcionalidad del saber de la filosofía.
Por ello, al escribir esta publicación los autores no pierden de vista que enseñan a quienes se dedican a profesiones específicas de las ciencias sociales, las cuales tienen distintos grados de permeabilidad con la filosofía. Esto trae una tensión propia al proyecto de docencia y a la práctica de la enseñanza de la filosofía, disciplina que no se justifica solo por su utilidad ni por su función performativa.
A pesar de la desvalorización del lugar de la pedagogía en la universidad, los autores de esta obra están convencidos de que la función de la enseñanza de la filosofía es permitir a los estudiantes acceder equilibradamente a la relación entre forma y contenido, al filosofar y a la filosofía, brindando elementos y conceptos para disponer adecuadamente a la experiencia de su aprendizaje. De esta forma, la enseñanza se configura como una oportunidad, y no como un obstáculo, para acceder a la filosofía como saber y experiencia del pensar. Los autores de estos estudios entienden que la enseñanza de los clásicos permite, en un modo específico y propio, ir al encuentro de este frágil equilibrio entre forma y contenido en la enseñanza de la filosofía. En consecuencia, en cada estudio de esta obra se reúne una parte académica con una parte didáctica,10 dando a entender que la publicación no solo aspira a ser una propuesta de enseñanza, sino también de aprendizaje y que, si bien ambos son dos procesos distintos, los autores aspiran a promover ambos conjuntamente.
Por eso, se han seleccionado cuatro elementos de apoyo al aprendizaje del contenido de los estudios: definiciones conceptuales, preguntas para problematizar, párrafos breves para comentar y lecturas sugeridas. Estos elementos de apoyo se orientan hacia una pedagogía de la reflexión que pone la comprensión conceptual y la producción escrita en el centro de la enseñanza.
3. Los estudios
Todos los estudios fueron escritos específicamente con el propósito de ser una invitación a la lectura introductoria de una obra clásica de la filosofía política moderna. Y los autores fueron convocados por el conocimiento del pensador y la obra elegida y, también, por su experiencia de enseñanza de la filosofía.
El estudio de José Zambrano Gómez, denominado “Realismo y conmoción: apuntes sobre la obra de Maquiavelo”, plantea una aproximación conceptual a seis temáticas clave para una introducción a la obra de Nicolás Maquiavelo, inescindibles de su experiencia como diplomático en los convulsionados tiempos de la modernidad temprana. En la certeza de que constituye un antecedente tan ineludible como controvertido, se propone una lectura de Maquiavelo que ofrece una “carta de navegación” que abre una senda para delinear políticas fundadas en la inmanencia del quehacer humano, que luego recibirán como herencia pensadores de la talla de Spinoza y Rousseau. Basándose en las perspectivas de autores clásicos y contemporáneos, se apuntan observaciones sobre núcleos condensados de su obra que, con el marcado rasgo de un pensar vitalista, bosquejan una historiografía filosófica a partir del “vivir libre” como fundante de la vida social, interrogando los fundamentos siempre opacos de la acción política.
Los puntos analizados se resumen en: 1) Los significados de la ruptura con la tradición y el papel de la religión en una perspectiva que contrapone la vida activa a la contemplativa en un trágico conflicto de valores; 2) La articulación entre virtud y fortuna como forma de comprender su método realista; 3) La concepción del tiempo como mutación permanente que permite comprender cómo, en el ejercicio analítico acotado de las determinaciones y las velocidades diferenciales, puede intervenir un príncipe; 4) El retorno a los principios como nutriente de la acción y remedio a la corrupción de los cuerpos políticos; 5) La inmanencia del conflicto como factum de una sociedad dividida por deseos contrapuestos, que expresan relaciones sociales constitutivas de cualquier orden; 6) Las metamorfosis como rasgo de una racionalidad innovadora del príncipe, que explica la posibilidad de acudir a la benevolencia o la crueldad, para aumentar una reputación que le permitiría asumir el riesgo de posiciones simbólicas.
Los comentarios referidos a estas temáticas permiten reconstruir una filosofía expuesta a la crisis, que supuso la intuición de un principio constituyente sin otra fundación que no sea un vacío refutador de los esencialismos, sobre una identidad de origen que fundamenta las políticas de la trascendencia y confronta anticipadamente con el “principio de neutralización”, alrededor del cual se elaboró la filosofía política de los siglos venideros centrada en el paradigma de la soberanía estatal.
Finalmente, la profundización en estos núcleos temáticos permite entrever el carácter anómalo de la presencia de Maquiavelo entre dos metafísicas, lo que se revela en el hecho de que se ve forzado a reinventar el sentido de los términos con los que describe la realidad; además de la pretensión de sus adversarios de confinar fuera de los límites de la polis, el bosquejo de su idea alternativa de soberanía basada en el conflicto inmanente, que rompe con el peso de la herencia del finalismo clásico y propone caracterizar una voluntad de poder recusando a uno de los pilares de las políticas fundamentadas en criterios trascendentes: la matriz forma/sustancia.
A continuación, José Bonetti escribe sobre “El Leviathan de Thomas Hobbes”. Comienza, por eso, situando al autor en la vida de su tiempo, que fue el de la revolución científica y la burguesa. El renacimiento y auge del mecanicismo recorre, en efecto, todo el siglo XVII, de la mano de Galileo Galilei, seguido por Descartes y culminado por Newton. Hobbes estará atento al despliegue del programa mecanicista y no dudará en expresar su admiración por Galileo, quien le servirá de inspiración para comenzar a pensar en la posibilidad de fundamentar las bases de una ciencia social, tal como el pisano lo había hecho con respecto a la física y la matemática. Fiel a esta idea, Hobbes no estará menos atento al desarrollo de la segunda revolución, la burguesa, y vivirá intensamente las instancias históricas de la caída y ejecución de Carlos I y la proclamación de la República en Inglaterra, como también las de la restauración de la monarquía en Inglaterra (1660). Tanto la obra titulada Leviatán (1651) como también Behemoth (1668) deben ser comprendidas como el curso y el recurso del pensar social y político de Hobbes, atado a las circunstancias históricas y sociales de su Inglaterra natal, esto es, el proceso de la guerra civil que surge cuando se rompe el pacto social y se retrotrae la situación al estado de la naturaleza.
El Leviatán, de Hobbes, se centra en el estudio de los orígenes de la sociedad y del Estado. De un sistema político de coacción, es cierto, pero en el cual es posible encontrar los vestigios del imperio de la ley y de los derechos individuales. El Behemoth o el Parlamento Largo es la historia de la guerra civil inglesa y remite a un momento cero de la vida social: el fin del Estado, el no Estado, es decir: el caos, la anomia, el desorden. El estudio se dedica al análisis de la estructura de la primera de las obras mencionadas. Se parte de la tesis antropológica y gnoseológica de Hobbes: estudio de las pasiones y del conocimiento (pensar es calcular y el cálculo supera, aquí, los límites de la mera operación matemática y se extiende a todos los casos en que se trata de agrupar, en función de un determinado orden, una variedad de contenidos). Se continúa con el tratamiento hobbesiano del Estado (su generación, materia y forma) para terminar, tras el paso por el Estado cristiano (el Reino de Dios inmanente), en el reino de las tinieblas, con el que se cierra en forma simbólica la obra. Finalizamos el escrito con un breve comentario sobre el simbolismo del Leviatán en relación con el destino del Estado.
Rodrigo Benvenuto estudia “El concepto de ‘lo común’ en la filosofía política de Spinoza: una aproximación al Tratado Político”, y sostiene que la relevancia que posee la figura de Spinoza en la discusión filosófica de la modernidad es innegable. Sin embargo, tanto la recepción de su obra como las circunstancias que rodearon su vida, acabaron por conformar la imagen de un filósofo maldito que se presenta como un enemigo de los poderes soberanos que dominan la Europa del siglo XVII. La compleja y laberíntica estructura del pensamiento de Spinoza parte de un Dios concebido como sustancia, causa inmanente y no transitiva de las cosas. Por lo tanto ya no se trata del Dios trascendente, en torno al cual se construye una onto-teo-logía política de la trascendencia, que justifique el poder absoluto del soberano. Por el contrario, la filosofía del judío de Ámsterdam se presenta como un intento por legitimar el poder soberano de la multitud, y que constituye “lo político” a partir de la noción de “lo común”. De este modo, la filosofía política de Spinoza deviene en una herejía que ataca al centro neurálgico del pensamiento político de la modernidad; proponiendo una auténtica “Democracia Radical” fundada en la inmanencia de “lo común”.
El objetivo del trabajo es analizar la propuesta política que plantea Spinoza en su Tratado Político a partir de la construcción de “lo común” como núcleo de “lo político”. No obstante, se cree necesario partir de un presupuesto fundamental para poder comprender cabalmente su filosofía política. En efecto, la profundidad del Tratado Político se hace patente una vez que se comprende, al pensamiento político de Spinoza, como un apéndice de la Ética demostrada según el orden geométrico. Las razones de esta lectura las expone el mismo Spinoza al comienzo del Tratado Político: no se puede comprender el movimiento de “lo político” si no se alcanza a vislumbrar la fuerza configurativa del conatus que propone la lógica de la inmanencia, y que se expresa como movimiento auto-productivo de lo real. Por esta razón, comenzaremos desarrollando algunos aspectos relativos al concepto de inmanencia tal como se desarrolla en la Ética.
En segundo lugar, se exponen las distintas tensiones internas que se presentan en el desarrollo del pensamiento de Spinoza a efectos de determinar el fundamento ontológico de “lo común” en el ámbito del “Derecho Natural”. Estas son: Determinación e Indeterminación (tensión que resuelve el conatus), Naturaleza y Libertad (tensión que resuelve la Autonomía Jurídica de cada individuo y su noción de utilidad), Autonomía Jurídica y Comunidad Política (tensión que se resuelve en el concepto de Multitud).
En tercer lugar, se profundiza en la construcción del espacio de “lo común”, mostrando la radicalidad del proyecto político spinoziano, en tanto que cuestiona el fundamento mismo de lo público, tal como fuera estimado por la filosofía política clásica y sus consecuentes justificaciones onto-teo-lógicas a partir de la noción de trascendencia. El bien común será una construcción estratégica que elabora la potencia de la multitud en orden a una vida más plena en el espacio determinado por la construcción de la ciudad.
Por último, se analiza la distinción entre potentia y potestas a los efectos de determinar la construcción jurídica de la comunidad política. En este punto será necesario discutir la noción del mal y el pecado que plantea Spinoza en sus obras, la crítica a la superstición y a toda fuerza negativa y toda afección que disminuya las potencias que conforman la construcción colectiva de “lo común”.
A continuación, el estudio de Ariel Giménez, “La libertad, la propiedad y el Estado en el Segundo Tratado del Gobierno Civil de Locke”, sostiene que el objetivo principal de John Locke en el Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil es comprender el poder político. Para lograr una comprensión de esto, debe tenerse en cuenta que las ideas más influyentes en el pensador inglés son: el estado de naturaleza, la propiedad privada y el Estado. La articulación de estas tres ideas es producto del concepto de libertad y, junto a este, el de igualdad entre los hombres. El estudio trata de comprender dichas ideas, mostrando el modo en que J. Locke analiza la libertad de los hombres y cómo es que esta produce la propiedad privada. Además, intenta mostrar en qué consiste el tránsito del estado de naturaleza al gobierno civil por medio del pacto o contrato de consentimiento entre los hombres. Tanto el estado de guerra, como el problema de la justicia por cuenta propia, tienen una peculiar referencia a la libertad que posee cada hombre por el hecho de serlo. Incluso la cuestión del dinero muestra cómo el trabajo del hombre es una propiedad destinada a beneficiar su libertad y la conservación de su vida. El Estado, en el pensamiento político de J. Locke, solo puede surgir para proteger y propagar la perfecta libertad humana.
Finalmente, el estudio de Norberto Ferré se titula “La inmanencia del origen natural y la producción de la trascendencia social en el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres de Rousseau”. Este Discurso es una de sus obras más importantes desde un punto de vista literario, ideológico y conceptual. En esta obra, cuyo propósito principal es reflexionar sobre la cuestión de la igualdad natural y la desigualdad social, se enlaza el argumento de la inocencia original del hombre, la dificultad de distinguir lo original y lo artificial de la naturaleza, una crítica al iusnaturalismo, se cuestiona la fuente y el sentido de las normas morales, se contraponen la ley natural y las leyes convencionales, se denuncia el carácter ideológico del contrato social, se expone la inestabilidad política de cualquier sociedad basada en la desigualdad, y se propone un sentido de la historia humana.
Este estudio expone los contenidos de los elementos básicos de la estructura del Discurso: la dedicatoria, el prefacio y las dos partes. Estas divisiones se analizan conforme a los siguientes aspectos: el primero y fundamental es la tensión entre la naturaleza humana y la sociedad civil, o en términos de Rousseau, la tensión entre el “hombre natural” y el “hombre social”; el segundo aspecto de análisis, que se enmarca en el anterior, es la relación entre las necesidades humanas, los sentimientos y deseos con la emergencia de la moral y las convenciones jurídico-sociales. Esta segunda tensión expone el problema entre una determinada noción de inmanencia de la naturaleza humana original, expresada por Rousseau con la noción del “vivir en sí”, y la producción de una trascendencia específica de las relaciones ético-sociales y jurídicas entre los individuos, expresada por la noción de “vivir fuera de sí”. El elemento articulador entre ambas nociones radica, según la comprensión del autor, en la noción de “perfectibilidad” como facultad específica del ser humano que establecerá una relación conflictiva entre lo original y lo artificial en cada individuo.
A partir de esta perspectiva de análisis, se comentan los principales pasajes de la obra apelando a dos de las tendencias principales de interpretación de la obra de Rousseau: la corriente francesa y la anglosajona.
En el análisis del Prefacio se insiste en la relación polémica entre lo original y lo artificial de la naturaleza, a partir del ejemplo de la estatua de Glauco; a su vez, se hace referencia a la noción y sentido de la ley natural, debido a que implica un posicionamiento de Rousseau frente a la escuela del derecho natural, y porque representa un elemento articulador entre lo natural y lo racional en el hombre.
El análisis de la primera parte del Discurso está dedicado a describir el problema de la inmanencia del origen natural del hombre. Por ello, el autor se detiene en reflexionar sobre el problema del origen que se configura en lo que Rousseau denomina el puro estado de naturaleza. Seguidamente, en el marco de la diferenciación entre lo animal y no-animal del hombre, se presenta el análisis del concepto de perfectibilidad y la valoración de la experiencia moral del hombre. Finalmente, se reflexiona sobre el valor del sentimiento de piedad, la inocencia original del hombre y el problema de las necesidades.
El análisis de la segunda parte, en cambio, se dedica a la cuestión de la producción de la trascendencia ético-social y jurídica (el contrato). Se describen las rupturas existentes en las modificaciones del estado de naturaleza y la aparición de la propiedad como punto de inflexión de la instauración y legitimación de la desigualdad social. Se analizan los elementos principales que construyen esta trascendencia: el lugar de la razón, el origen de las normas morales, el reconocimiento de los otros, la emergencia de las normas jurídicas y el carácter ideológico-político del contrato social. Ciertamente, tampoco se descuidan las críticas realizadas al iusnaturalismo, que es el paradigma dentro y fuera del cual Rousseau piensa y escribe este Discurso.
1 Cabe señalar que esta publicación tiene en consideración, como telón de fondo, la asignatura “Filosofía Política y Social” y los estudiantes de las carreras de grado de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín.
2 Inspira estas ideas la magnífica obra de Ítalo Calvino, Por qué leer los clásicos. Nota preliminar de Esther Calvino. Traducción del italiano de A. Bernárdez. Barcelona, Siruela, 2012. 292 pp.
3 Louis Althusser, Cours sur Rousseau (1972). Paris, Les Temps des Cérises, 2012 [Curso sobre Rousseau (1972). Traducción de Heber Cardoso. Buenos Aires, Nueva Visión, 2013, p. 41].
4 Cf. Ibidem, p. 40-41.
5 Ibidem, p. 41.
6 El término “artificio” está tomado, en primer lugar, en su acepción de término opuesto a natural en el sentido en el que Thomas Hobbes distingue la “personal natural” de la “persona artificial” en Leviatán, Introducción y cap. XVI. Hobbes utiliza esta acepción, a partir de la diferenciación entre la naturaleza y el arte, para entender que el poder soberano y el Estado son una creación artificial y convencional. En segundo lugar, se utiliza el término “artificio” en un sentido positivo para referirse a todo objeto construido con un propósito (artefacto), y no en el sentido negativo de disimulo, engaño o falsedad, que también posee en español.
7 Este es el caso de Jean-Jacques Rousseau según Althusser. Rousseau establece no solo un círculo del origen, sino también un círculo de la alienación.
8 Antonio Negri. Spinoza et nous. Paris, Galilée, 2010 [Spinoza y nosotros. Traducción de Alejandrina Falcón. Buenos Aires, Nueva Visión, 2011], pp. 43-61.
9 Como ejemplo de la reflexión sobre el sentido de la filosofía en la universidad puede remitirse a El conflicto de las facultades de Immanuel Kant y a La universidad sin condición de Jacques Derrida.
10 La parte didáctica se encuentra al final de cada estudio, después de las referencias bibliográficas, y se titula “Para seguir estudiando a…” cada uno de los filósofos políticos seleccionados.