Abordar la existencia de unas clases medias negras en Colombia no sólo es difícil, sino un aparente contrasentido, un oxímoron, porque la gente negra es imaginada como inevitablemente pobre y de “clase baja”. Pero ¿acaso no existen otras experiencias de clase dentro de esta población? Para responder al vacío investigativo sobre este grupo social, este libro examina la configuración de las clases medias negras desde finales de los años treinta del siglo XX, a partir de las historias de vida de miembros de tres generaciones de familias originarias de la región del Pacífico y el Caribe, que se identifican como parte de esta clase. Esta indagación se hace desde una perspectiva interseccional, que asume que no se puede entender el funcionamiento de las relaciones de poder que dan forma a estas experiencias desde un solo marco explicativo (de clase, género o raza), y que para hacerlo se deben considerar sus mutuas interrelaciones y afectaciones.