Imbricado de forma inequívoca con la agitada situación política europea del primer tercio del siglo XIX , este libro escrito en una prosa moderna, directa y casi periodística, caracterizada por un estilo incisivo e impregnado de humor, supuso un acertado análisis de este movimiento por parte de quien se declaraba «su último poeta». Como primer moderno, sin embargo, y espoleado por su excepcional clarividencia, Heine adoptó asimismo en esta obra un lúcido posicionamiento en contra del mismo en cuanto corriente reaccionaria y conservadora, valedora del absolutismo, y en favor de una literatura y un arte comprometidos con el espíritu de su época.
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