“La muerte nunca ocupó un lugar importante en mi vida consciente. Casi ni pienso en ella, y me preocupa aun menos. Morir a último momento, como decía Céline, con el coraje y la dignidad que observé en los animales, con su simplicidad, eso es lo que deseo. Siendo adolescente, cuando mi preocupación por la muerte no era mayor que ahora, me sucedía, sin embargo, que me despertaba sobresaltada a la noche con el pensamiento de que habría de morir un día. Una soledad inapelable, como en el umbral de una muerte inminente, me asaltaba. Después esos despertares desaparecieron. Más tarde, me interesé en las filosofías antiguas que no atribuyen importancia alguna a la muerte, de las cuales son un eco estos versos de Mallarmé: ‘Un arroyo poco profundo calumnió a la muerte’. Hace poco casi muero de coronavirus”. Catherine Millot