Casi veinte años después de su publicación, Siendo dado (PUF, 1997), más allá de los primeros debates, ha impuesto la cuestión de la donación. Retomando lo dado prolonga estos nuevos interrogantes.
En primer lugar, la cuestión de la reducción: ¿acaso realmente defina el principio último de la fenomenología? Si este fuera el caso, ¿puede justificarse la fórmula «cuanto de reducción, tanto de donación» (en discusión con Michel Henry)?
Luego, ¿puede el reconocimiento de lo dado como primera y última instancia de la fenomenalidad todavía autorizar la hermenéutica (en discusión con Hans-Georg Gadamer)? En este caso, ¿cómo se despliega el pliegue de la donación con la manifestación?
Más aún, ¿puede el mundo manifestarse como uno de los fenómenos dados, e incluso como la totalidad de lo dado? ¿O acaso no debería serle reconocida una donación por excepción, aquella de la posibilidad de toda donación (en línea con Jan Patoëka)?
Por último, retomar el fenómeno a partir de la donación ¿no impone acaso sustituir decididamente el modelo del objeto, constituido de forma idéntica, por aquel del acontecimiento, que surge a partir de sí mismo, sin causa ni a priori (siendo justos con Claude Romano)?